jueves, 12 de enero de 2017

Caso Alcantarí revela ausencia de normas para las estructuras


CAMBIOS

-La estructura del techo de Alcantarí ya no tendrá la parte curva de su diseño original y será sólo recta.

-En la estructura se aumentarán tensores y unos cables metálicos, para incrementar la resistencia al granizo.

-HERESI, la subcontratista de Convisa, realiza cambios en la fachada e instalará los tensores.

Tras críticas al cálculo estructural del aeropuerto Alcantarí, ingenieros locales y del país apuntan a la inexistencia de normativa en Bolivia que defina qué peso de granizo se debe contemplar en los diseños, qué cargas deben soportar los edificios y qué parámetros se deben contemplar para que las estructuras no colapsen. ¿Cómo se trabaja entonces? los profesionales del área deciden a qué normas del exterior someterse y a cuáles no.

El problema de la cubierta del aeropuerto Alcantarí, afectada por lluvias y granizo que desvelaron su debilidad, desembocó hace un mes en un cuestionamiento más serio luego de un estudio de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia que advirtió que habían fallas en el diseño: ¿el cálculo estructural era el correcto?, según los ingenieros locales no, porque el peso del granizo es más alto en la región; de acuerdo con un estudio encargado por el Gobierno, sí, porque es imposible que se llegue a cargas “tan altas”. ¿Qué es lo correcto? Ninguna norma nacional lo define.

El cálculo estructural de la cubierta de Alcantarí fue definido para que soporte un peso de hasta 80 kilogramos por metro cuadrado; según la SIB, el diseño recomendable por las características de la zona debería soportar entre 140 y 250 kilogramos, empero para el ingeniero Rolando Grandi, a quien el Gobierno le pidió analizar si hubo o no problemas estructurales, ese peso es “muy alto”.

Recomendó entonces, según él en atención a los requerimientos de la SIB, que se incluyan tensores que incrementarán la resistencia de la estructura a 120 ó 130 kilogramos por metro cuadro como mínimo.

“Pero la SIB dice que el peso debe ser mayor, ahora entramos en un tema subjetivo porque lastimosamente no hay mediciones, no hay estudios a detalle, hemos encomendado a la SIB que ese comité técnico que tiene se dedique a investigar cuánto es realmente ese peso, la cantidad de granizo que cae, porque eso depende de la topografía, medioambiente, clima y temperatura”, aseveró Grandi.

Según el ingeniero, se revisó normas de Ecuador, Perú, Argentina, Chile y España en las que la carga promedio es de 60 kilogramos por metro cuadrado, una medida con la que él trabaja según su experiencia, afirmó. “El gran problema es que no tenemos normas técnicas, nos falta normas de cargas, normas de granizo, normas de diseño metálico, hay mucha falta de información técnica, pero con el buen criterio y experiencia que uno tiene se puede analizar y se hizo un diseño más realista”, justificó ayer en conferencia de prensa.

Sin embargo, ingenieros de la SIB en Chuquisaca cuestionaron que no se haya implementado rangos de normas estadounidenses que calculan un peso mayor de granizo o que no se haya indagado sobre el clima de la región entre los habitantes, que también son un referente válido en caso de ausencia de parámetros como en el caso boliviano.

El presidente de la CAINCO Chuquisaca, Stephan O'Barrio, afirmó que las normas “gringas” suelen ser más conservadoras por precautelar la seguridad, a diferencia de otros países latinoamericanos, principalmente, y que la decisión de tomar uno u otro parámetro debería haber estado en un Plan de Calidad definido de manera previa a ejecutar la obra, documento que esperan sea dado a conocer para determinar si se tomó o no las previsiones adecuadas en el proyecto que incluso se cobró una vida, lamentó.

Luis Rejas, ingeniero que trabajó en estructuras metálicas, aseguró que granizadas fuertes en la región llegaron a las cargas extraordinarias que ellos afirman (hasta de 250 kilos) se deben estimar en los cálculos y que no era la primera vez que observaba cálculos con 60 kilos por metro cuadrado en estructuras de la ciudad como el poligimnasio, el polideportivo y la piscina olímpica, que también fueron diseñados por Grandi y cuyas cubiertas tuvieron varios problemas de goteras, aunque no reportaron problemas de estructura.

Pero la falta de normas e información también habría sido la causa de las goteras, ya que se tuvo que retirar la curvatura que tenía la cubierta ya que creaba una especie de hueco en el que se acumulaba el granizo y la lluvia, se obstruían las canaletas y se rebalsaba el agua, según Grandi. “Si alguien le hubiese dicho al arquitecto que la granizada es terrible no hubiera planteado el adorno, pero no había la información suficiente”.

Para Grandi, Sucre salió ganando de este conflicto porque de un problema de agua –en referencia al de las goteras– resultó beneficiada con el aumento de resistencia estructural en al menos un 50% más, porque ahora podrá soportar hasta 130 kilos de granizo por metro cuadrado; para los ingenieros locales, este incremento dista demasiado de los 250 que propusieron.

¿Pero qué instancia debería encargarse de generar las normas?

Según Rolando Grandi, contratado por el Gobierno, y Stephan O'Barrio, de la CAINCO Chuquisaca, el Instituto Boliviano de Normalización y Calidad (IBNORCA) debería ser la instancia llamada a elaborar normas técnicas también en el rubro de la construcción, en coordinación con actores públicos y privados.

“Existe el IBNORCA (del) que sí es su obligación dedicarse a eso, pero ven todo tipo de normativas desde control de alimentos, trabajo en oficinas, pero no existe un organismo técnico del Gobierno o alcaldías que se dediquen a eso, que vamos a ver de impulsar con esta experiencia”, afirmó Grandi quien llamó a las universidades, entes colegiados y a la misma SIB, a diseñar un protocolo de peso de granizo.

Por su parte, O’Barrio criticó que no se elaboren normas si no es bajo la iniciativa de privados y que a su parecer, desde el sector público no se propone una agenda de normas porque “no tienen claras las necesidades” del país.

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